jueves, 29 de diciembre de 2011

¿Salir? o... ¿Entrar?


(Sírvase acompañando de Are You Going With me?, del album Offramp de Pat Metheny. La compañia agradece a nuestros usuarios la correcta administración de este blog en cuanto a lo que posología y aplicación se refiere, evitando posibles e innecesarios ancidentes, así como demandas por negligencia y daños colaterales).

Algunas personas me han pedido en estos tiempos que siga escribiendo en este blog. Ciertamente todavía tengo unas cuantas cosas que explicar, aunque ya sabemos lo compleja que es la vida y que nuestro día a día está lleno de montones de cosas y tareas que nos requieren constantemente. Generalmente tendemos a acabar perdidos en las más ociosas y en las que menos nos aportan... por lo menos, yo reconozco que me pasa con una cierta frecuencia. Pero intento mantener una directa correlación entre lo que sale de mi boca y mis actos, así que como parece que los solos largos siguen gustando y que debo atender a la palabra dada... va por vosotros.

Tengo desde hace tiempo unas cuantas cosas en la cabeza de las que debo y quiero escribir, cosas que tienen que ver con el mundo de la música y principalmente con mi propia existencia como músico y la relación directa que todo esto tiene con mi entorno y mi propia filosofía. La importancia de la consciencia y de ser consciente... sí, tengo muchas ideas bailoteando y desde hace tiempo cientos de pájaros van volando entre los archivos, como si alguien hubiera dejado a posta abiertas todas las jaulas. Ideas musicales, aptitudes personales, sentimientos y emociones... no creo que mi estado sea muy diferente al de la mayor parte de la gente en estos tiempos convulsos que vivimos, pero ya sabemos cómo funciona esto, ¿cierto? El nuestro, al final, siempre acaba siendo el mayor de los dramas porque es el que realmente vivimos... o por lo menos tendría que ser así; en muchas ocasiones acabamos viviendo los dramas ajenos con tanta intensidad que llegamos a perder la perspectiva de nuestra propia vida.

Sí... muchas cosas de las que escribir, pero justo por ello posiblemente lo más sano ahora mismo es despedir este año y hacer balance.

Otro año intenso en una vida ya de por sí vivida con intensidad. Un año lleno de acontecimientos sorprendentes, de improvisación y de cambios constantes de compás y de tempo, de decisiones propias que sorprenden a extraños y ajenas que te sorprenden a ti mismo, de valor y de miedos, de alegrías y de tristezas, pérdidas irreparables, encuentros y reencuentros increíbles que acaban convirtiéndose en intensos pactos vitales, de amistad, de despedidas... un año de vida, de auténtica vida, en el que puedo mirar atrás y decir: “Tío, lo has hecho bien”.

Lo único que tenemos realmente es nuestra vida. Esa historia me la aprendí hace mucho tiempo e intento que, mientras llega ese momento épico en que las luces se apagan, el repertorio siga sonando intenso y creativo. Aunque en ocasiones esta intensidad pueda acabar abrumando a los que me quieren, o que se pierdan cuando alguna escala exótica empieza a sonar sobre los acordes. Mil disculpas, a los que aguantan mis solos conmigo en el escenario... no podéis imaginar la importancia que le doy a vuestra atención y a que mantengáis el tema en pié mientras yo juego sincopado, reconozco que en ocasiones pierdo en compás.

La vida vale la pena ser vivida con la mayor de las intensidades y la más increíble de las consciencias, incluso en el momento en que te estás aburriendo soberanamente.

Este año se acaba. Un buen año. Un gran año de aprendizaje. Acabaré desconectado del mundanal ruido, lejos de toda tecnología y lejos de la mayor parte de mi gente, incluso de los que tengo más cerca hoy en día. Acabaré viviendo, respirando, ordenando archivos y tomando decisiones. Algunos ya sabéis cómo funciona esto, aquí dentro: siempre activo, incluso en los momentos más lúdicos. Tiempos de cambio, de soltar cosas para poder agarrar cosas nuevas... parece que empezaremos tal y como acabamos... pero las cosas no son así. Las fechas simbólicas tienen que estar dotadas de cierta magia y cambio.

Feliz año, criaturillas. Vamos a intentar mantener el escenario caliente, ok? Somos buenos en lo que hacemos, gente. Somos muy buenos, sabemos hacerlo y todo está en dedicar nuestra atención a ello. Dejad volar a vuestros propios pájaros, porque os aseguro que ellos saben cuando deben de nuevo posarse, o hacer un nido. Sed conscientes... por lo menos, intentadlo.

N.A. Creo que no estaría de más hacer una pequeña reseña personal, porque posiblemente sea totalmente necesaria. A los recién incorporados les recomiendo acaecidamente que revisen o descubran mis entradas anteriores, reconozco que es fácil perderse en todo esto.  

2 comentarios:

  1. Oh, qué fin de año más optimista :D ¡Así me gusta!

    Hoy justamente he reflexionado sobre lo de salir... concretamente en pillar un billete a Laponia y establecerme allí mandando al mundanal ruido a tomar viento xD Quizás no fuera mala idea...

    ¡Feliz año!

    ResponderEliminar
  2. Me encantó la parte de que la vida hay que vivirla con la mayor de las intensidades.....Grande,Hermano

    ResponderEliminar